Zacarías 3:9 Porque he aquí aquella piedra que puse delante de Josué; sobre esta única piedra hay SIETE OJOS; he aquí yo grabaré su escultura, dice Jehová de los ejércitos, y quitaré el pecado de la tierra en un día.
¿Cómo se puede quitar el pecado de la tierra en un solo día cuando todos fallamos todos lo días? Pues una cosa es conseguir el perdón y otra cosa es quitarlo.
El perdón llego por medio de Cristo y fue para los pecados de ignorancia de nuestra vana manera de vivir, pero el quitar el pecado es para los que ya han sido perdonados y están muertos a la ley y al pecado.
Ahora ¿Cómo quitó el pecado del mundo?
Primero comencemos con saber que es pecado, según 1 Juan 3:4 dice: Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley.
Ahora que ya sabemos que el poder del pecado es la ley, podemos confirmarlo con este versículo: Corintios 15:56 ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley.
La pecado cobra vida con la ley solamente, pues sin la ley el pecado esta muero: Romanos 7:8
Mas el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, [la ley] produjo en mí toda codicia; porque sin la ley el pecado está muerto.
Esto quiere decir que no hay delito sin ley, osea, que si no hay una ley que te acuse, no hay transgresión. aquí hay un pasaje que nos puede ayudar a entender este misterio. Romanos 5:13
Pues antes de la ley, había pecado en el mundo; pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado.
Bueno, ya sabemos que sin la ley el pecado esta muerto y que donde no hay ley, no se inculpa de pecado, así que si el Señor nos quita esa ley ¿Qué pasaría? pues como consecuencia quita también el pecado en un solo día.
Por eso Pablo afirmó que el pecado ya no se puede enseñorear [tener el dominio] de nosotros, porque ya no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia. Romanos 6:14
Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.
Nuestro Señor y Dios destruyó la ley y la clavó en la cruz triunfando sobre todas las cosas.
Efesios 2:15
aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz,
Colosenses 2:14
Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, [la ley] que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz,
Ahora, la ley sostenía al pecado y el pecado sostenía a la muerte; pero la vase de todo esto en lo que se sostenía era la ley y al ser quita todo eso se derribó para los que estamos en Cristo Jesús.
Corintios 15:56
ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley.
Ahora tienen sentido todos eso pasajes que dicen: ¿Quien acusará a los escogidos? o ¿Quien los condenará? y ¿Con qué ley aran esto? pues esa ley ya fue anulada para los que estamos en Cristo, por eso podemos decir confiadamente: Ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús.
Quizá venga a tu cabeza ¿Y qué de los que están en la iglesia y siguen pecando? tu no te preocupes por ellos, ya hay quien se preocupe. Recuerda que a la iglesia pueden entrar los que quieran y si quieren se pueden hacerse llamar cristianos aun que no lo sean, no es el oidor, sino el hacedor, el nacido de nuevo es el que es verdaderamente hijo de Dios.
1 Juan 5:18
Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca.
No importa lo que sepa, los años que tenga o los dones que tenga. Si no a nacido de nuevo nada es.
Si uno pude pecar y no siente nada al hacerlo, esa es la evidencia de una ausencia del Espíritu Santo.
Romanos 8:9
Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.
Esta palabra es para los hijos, los que nos son hijos, van a torcer esto para su propia perdición, pero sabemos que para ellos ésto es indicio de perdición, mientras que para nosotros de salvación.
Yo los declaro bendecidos y completos en Cristo señor nuestro.
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