No es fácil comenzar de nuevo, por mas que uno diga que
entiende las escrituras, siempre terminas aprendiendo una nueva lección que en muchos
de los casos son dolorosas.
Nunca logras darte cuenta de que entre más te involucras en
un ministerio inconscientemente eso te comienza a cambiar. Dependiendo del éxito
de tu ministerio, cada logro te exige mas y más hasta que dejas de ser tú, para
convertirte en el personaje que la gente y el ministerio requiere.
Nunca fue mi intención llegar a ser como fui, al punto de
ser yo quien juzgaba las diferentes situaciones de la iglesia. Hoy que puedo
ver de lejos ese ministerio, puedo ver que tan severo y duro puede llegar a ser
sin darme cuenta.
Gálatas 6:3 Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se
engaña.
Nos engañamos a nosotros mismos, y llegamos a ser tal, que ni
siquiera consideramos posible las advertencias de la Biblia cuando dice: …no sea que tú también seas
tentado (Ga. 6:1)
El trabajo de un juez es de juzgar todos los asuntos con la
mejor parcialidad y justicia que su humanidad le permita. En más de una vez
puede ser muy severo y su humanidad lo puede llevar a no sentir misericordia. Él
juzga y no puede ser juzgado por nadie. Muy parecido a esta escritura: 1 Corintios
2:15 En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de
nadie.
Pero uno no entiende muy a su plenitud lo que hace porque quizá
nunca hemos estado del otro lado, es ahí donde uno verdaderamente entiende lo
que uno ha hecho.
¿En qué momento uno deja de hacer la voluntad de Dios para
hacer la voluntad de un ministerio? Por que la escritura dice: Gálatas 6:1
Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois
espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre.
Olvidamos restaurar y en vez de eso comenzamos a juzgar y a
condenar.
Entendemos que la Biblia llama a corregir, y eso nos lleva a
juzgar para poder saber que es lo que hay que corregir. Pero es en ese dilema
donde nos podemos extraviar.
Santiago 2:13 Porque juicio sin misericordia se hará con
aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio.
La misericordia triunfa sobre el juicio, que tarde me vine a
dar cuenta de esto. Pero nunca es tarde mientras haya vida para arrepentirse.
Una cosa son los que son fornicarios y otra son los que han
fornicado. Si ambas cosas fueran lo mismo, no contarían entre nosotros a Maria
la de Magdala. La escritura llama a que uno no se junte con los que “SON” es decir
los que lo hacen y no se arrepienten.
Pero si tal persona se arrepiente, se debería de restaurar,
como enseña el evangelio: 2 Corintios 2:6 Le basta a tal persona esta
reprensión hecha por muchos;
2:7 así que, al contrario, vosotros más bien debéis
perdonarle y consolarle, para que no sea consumido de demasiada tristeza.
2:8 Por lo cual os ruego que confirméis el amor para con él.
Confirméis el amor, esa es la parte donde muchas
congregaciones fallamos, nos olvidamos de quien fue el que dio la vida por ese
tal. ¿Y si al Señor le place recibirlo, quien somos nosotros para poner tropiezo?
Sabemos que cada caso es único y se deben de tratar según su
gravedad, pero siempre debe de haber un criterio para la restauración del
templo, el cual son ellos y no el edificio.
Todo nos debe de obrar para bien según la escritura, así que
aún de esta mala experiencia debe uno de crecer y no solo ver lo malo, sino también
todo el bien que uno puede hacer con semejante experiencia.
Así que no nos debería sorprender mucho que Dios use lo vil
y lo menospreciado para su reino, porque, si sus grandes ciervos del antiguo
pacto cedieron ante carne, aún en nuestros días esas recaídas son las que nos
confirman la gracia y la misericordia de Dios para con todos. Y aún que sé lo
que han de estar pensando muchos, como antes fue escrito: Romanos 6:1 ¿Qué,
pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?
6:2 En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al
pecado, ¿cómo viviremos aún en él?
Así que recordemos que antes de ser cristianos, somo humanos
y eso ya nos pone en desventaja, pero Dios resolvió todo esto para que no nos
sea de tropiezo ni excusa para no servirle.
Romanos 6:22 Mas ahora que habéis sido
libertados del pecado y hechos
siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida
eterna.
Así que, si en algún momento has caído, debes saber que aún
eso Dios lo tiene resuelto por Cristo nuestro Señor: 2 Corintios 4:7 Pero
tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de
Dios, y no de nosotros,
4:8 que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en
apuros, mas no desesperados;
4:9 perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no
destruidos;
4:10 llevando en el cuerpo siempre por todas partes la
muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros
cuerpos.
Derribado, pero no destruido, tu experiencia es tu
testimonio con el que puedes ayudar a muchos. Considera que la vida de Pablo, tampoco
fue un pan de dulce, pero con toda la pena, uso su mala experiencia para dejar
por escrito todo lo que aprendió de nuestro Señor y su misericordia cuando decía:
1 Corintios 15:9 Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy
digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios.
Le tubo que haber tocado conocer a la familia de Esteban, a
las esposas de los que él mando a arrestar y azotar, por todas partes fue
temido por sus acciones, de las cuales se avergonzaba. 1 Timoteo 1:15 Palabra
fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para
salvar a los pecadores, de los cuales yo
soy el primero.
¿Sera que le he quitado ese puesto a Pablo? Pues aún con
todo eso, fue quien mejor entendió la gracia y el perdón, descubrió con todo
eso que …Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?
8:32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo
entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
8:33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que
justifica.
8:34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más
aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que
también intercede por nosotros.
8:35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o
angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Romanos 8:31
Lo que para la gente ya no es útil, en las manos de Dios es poderosísimo,
porque Dios sabe que al que más se le perdona, más ama. Lucas 7:47.
Bendito se Dios padre quién tiene un perdón para todos
nuestros pecados, ahora solo nos queda procurar el perdón del los que hemos
ofendido con nuestras acciones, el cual es mucho más lento, pero no imposible,
porque aún en eso, Dios está involucrado.
Te declaro bendecido aún en el peor de tu momento, que solo
es una leve tribulación momentánea.
Bendecidos.